No hace falta ser óptico, diseñador o influencer para notar cuando unas gafas están bien hechas.
Solo necesitas saber qué observar… y qué evitar.
Porque aunque muchas se vean “bonitas” a simple vista, no todas ofrecen la misma protección ni la misma durabilidad.
Y cuando hablamos de cuidar tus ojos y tu estilo, los detalles importan.
1. Revisa el material del marco
Las gafas de baja calidad suelen sentirse “livianas” en el mal sentido: se doblan fácilmente, crujen al abrirlas o tienen bordes mal acabados.
Unas gafas bien construidas se sienten sólidas sin ser pesadas. Los materiales más confiables son:
-
Acetato (flexible, duradero y elegante)
-
Acero inoxidable (ligero y resistente)
-
TR-90 (ultraliviano y resistente al calor)
¿El plástico barato? Es señal de alerta. Suele romperse con facilidad y no resiste el uso diario.
2. Lentes: que no solo se vean oscuros
Muchas personas creen que mientras más oscuras, mejor protegen. Pero eso no es cierto.
Unas buenas gafas deben tener protección UV400 real, que bloquea el 100% de los rayos UVA y UVB.
Y si tienen lentes polarizados, mejor aún: reducen el reflejo y la fatiga visual, especialmente al manejar o estar bajo el sol fuerte.
¿Cómo puedes saber si realmente protegen? La mejor forma es con certificado, pero hay señales que ayudan:
-
No se rayan fácilmente
-
No generan distorsión visual al mirar a través
-
Reflejan la luz de manera uniforme
3. ¿Cómo se sienten cuando las usas?
Las gafas no deberían apretar detrás de las orejas, ni resbalarse por la nariz.
Un buen par debe adaptarse a tu rostro sin que sientas que tienes que “soportarlas”.
Los puntos clave que debes notar:
-
Las bisagras deben abrirse y cerrarse suavemente
-
Las varillas deben mantenerse firmes, sin flojedad
-
El puente (la parte que descansa sobre la nariz) no debe dejar marcas molestas
Cuando unas gafas son de calidad, casi olvidas que las llevas puestas.
4. Detalles que lo dicen todo
Las marcas que cuidan el detalle se notan en lo pequeño:
-
Estuche firme y bien acabado
-
Paño de microfibra incluido
-
Grabados o acabados precisos en el marco
-
Empaque cuidado, sin improvisaciones
Una marca que pone atención a eso, probablemente también cuida la calidad del producto en sí.
5. ¿Y el precio?
No siempre lo más caro es lo mejor. Pero si ves unas gafas que parecen “de diseñador” a un precio ridículamente bajo, probablemente hay trampa.
En Marfil hemos encontrado el equilibrio:
Gafas bien hechas, con buenos materiales, sin que tengas que pagar una fortuna por un logo.
Porque creemos que verse bien, sentirse cómodo y estar protegido no debería ser un lujo.
En resumen
Si quieres saber si unas gafas valen la pena, pregúntate esto:
-
¿Me protegen realmente del sol?
-
¿Se sienten cómodas por horas?
-
¿Los materiales se ven sólidos y cuidados?
-
¿La marca me transmite confianza?
Si la respuesta es sí a todo, estás frente a un buen par.
Y si no sabes por dónde empezar, en Marfil estamos para ayudarte. No para venderte algo que no necesitas, sino para que encuentres esas gafas que te acompañen todos los días.